Sentir tristeza no es algo malo, es algo natural, y sucede en momentos de nuestra vida donde perdemos a alguien, conectamos con una necesidad no satisfecha, una realidad que no nos gusta o simplemente con un momento en el que estamos perdidos.
La tristeza me ayuda a entrar en mí, a conectar con mi ser interior, con mi niño herido e incluso conmigo misma(o). Es el motor hacia la introspección.
¿Qué es aquello que mi alma anhela? ¿Cómo estoy viviendo mi vida? ¿Soy feliz…? Es el momento de valorar si estoy haciendo lo que quiero, si necesito un cambio o si me falta algo en mi vida.
Permítete sentir la emoción
Acepta ese sentimiento de tristeza y ve cuál es la información que te manda tu alma. A lo mejor esta tristeza te muestra que:
- Una parte de ti está desapareciendo.
- Otra parte de ti, sigue viva(o) y renace algo nuevo.
- Es momento de iniciar sola(o), un nuevo camino.
- Tu vida necesita un cambio, de trabajo, casa, ciudad…
- Estás estancada(o) y no sabes hacia dónde dirigirte.
La tristeza es un momento de oscuridad temporal, como cuando una semilla se sumerge en la tierra, pero que al cabo de un tiempo empieza a brotar algo nuevo, vuelve a nacer y da a luz esa maravillosa flor poderosa, hermosa y libre.
Todas las emociones nos indican algo; son señales de transformación que nuestra alma nos manda y que tenemos que conocer. Permítete sentir esa emoción y no la anules. Sentir la tristeza te va a llevar a conectar con la alegría.
Las emociones son polares, son como dos caras de una misma moneda, o un continuo desde un extremo a otro:
Odio → Amor
Tranquilidad → Agitación
Vergüenza → Descaro
…y cuando te vas a uno de los polos, automáticamente rebotas en el otro extremo.
Cuando te permites sentir la tristeza es cuando puedes permitirte ser feliz y conectar con la alegría de vivir. Si no fuera por la tristeza, no podríamos valorar las cosas que sí que te alegran.
Un besito.