El apego es la capacidad que una persona tiene para vincularse y relacionarse con otras personas, y esta viene aprendida desde la infancia. La relación que tenemos con nuestros padres o cuidadores es fundamental para tener un vínculo emocional y afectivo sano. Dependiendo de cómo haya sido esta relación, de adultos nos relacionaremos de una manera u otra.
Existen varios tipos de Apego:
1) Apego Seguro:
Es el más sano de todos, ya que da seguridad al niño en situaciones de peligro y le permitirá conocer y explorar el mundo sin miedo, porque sabe que los adultos no le van a fallar nunca. El niño se siente querido, aceptado y valorado.
Este tipo de apego aporta seguridad y confianza de adultos, suelen ser personas muy libres y sin miedo a relacionarse con cualquier persona o situación. Confían en la vida y en que todo les va a ir bien.
2) Apego Ansioso o Ambivalente
El niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad, ya que a veces sus cuidadores están y otras veces no. Esto genera mucho miedo y mucha angustia ante la separación de sus padres o cuidadores, y si se separan, cuando el padre vuelve al niño, le cuesta mucho relajarse porque ya está ansioso.
Este tipo de apego, en el adulto, produce dependencia emocional, ya que genera el temor de que tu pareja no te ame y te abandone en cualquier momento.
3) Apego Evitativo
Este se da sobretodo en situación de depresión postparto, o cuando los padres no están presentes nunca. Los niños con un apego evitativo han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento y les hace ser muy desconfiados. El niño desarrolla una autosuficiencia compulsiva con preferencia a la distancia emocional. Podemos pensar que son niños muy seguros porque no les importa que sus padres no estén, pero en realidad estos niños sufren mucho estrés, viven sintiéndose poco queridos y valorados.
Como adultos no expresan ni entienden las emociones de los demás, y eso les lleva a evitar tener relaciones de intimidad. Evitan tener pareja y a su vez producen sentimientos de rechazo en los demás por falta de intimidad. Tienen muchas dificultades para tener una relación.
4) Apego Desorganizado
Es una mezcla entre el apego ansioso y evitativo, ya que tiene comportamientos contradictorios, y se traduce en una carencia total de apego. Esto quiere decir que los cuidadores han tenido conductas negligentes e inseguras, por ejemplo, les han abandonado temprano, les han pegado o los han maltratado y por ello estos niños tienen tendencias a conductas explosivas.
De adultos evitan la intimidad y no saben expresar emociones positivas. Suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten nunca queridos y parece que rechazan las relaciones, aunque en el fondo es lo que más desean, que les quieran.
¿Para qué nos sirve saber esto sobre el apego?
Primero para reconocer cómo ha sido la relación con nuestros padres o cuidadores y qué tipo de apego hemos desarrollado, y segundo para valorar cómo nos relacionamos con nuestra pareja o hijos.
Darnos cuenta de las cosas, es la única forma de que podamos cambiarlas para vivir más felices.
¿Cómo podemos mejorar nuestras relaciones y/o prevenir ciertas conductas en nuestros hijos?
Lo más importante que define el apego y que se da de manera natural, es la conexión emocional, y con nuestros hijos es súper importante. Si conseguimos esto, muchos de los problemas o conflictos que tenemos con nuestros hijos pequeños y adolescentes desaparecerían, ya que los problemas surgen por esa falta de conexión.
Estar conectados es que ellos sepan que estamos aquí para lo que necesiten, que no vamos a juzgarlos, que pueden ser ellos mismos…
Darles la confianza para que se sientan cómodos con nosotros(as) y les apetezca compartir lo que necesiten y quieran. Para ello, nosotros debemos ser su ejemplo y abrirnos a compartir nuestras intimidades, dudas o pensamientos con ellos.
Y, sobre todo, que seamos totalmente sinceros con ellos; esto les enseñará a ser sinceros con nosotros y nos ayudará a ver si se están metiendo en algún lío o si están teniendo alguna conducta que pueda ser peligrosa. Esto nos servirá además para prevenir muchas situaciones de riesgo en un futuro.
Respetarnos los unos a los otros también ayuda a que nuestro hijo tenga más confianza en nosotros y más ganas de contarnos sus sentimientos y necesidades. Para que esto se de es importante que no les interrumpamos cuando hablan, que sientan que les queremos escuchar, que vean que nos interesa lo que nos cuentan y que aceptemos sus necesidades, incluso cuando no podemos satisfacerlas.
Es importante también validar sus sentimientos, que se sientan libres de juicios; esto les va a dar fuerza para ser lo que ellos quieran ser.
Cuando alguien se siente realmente seguro y aceptado es cuando de verdad puede ser el mismo, y este es el objetivo para con nuestros hijos.
Espero que te haya servido esta información, y si necesitas saber más, no dudes en ponerte en contacto conmigo, estoy a tu disposición.
Un besito.